jueves, marzo 08, 2012

Cuento en 100 palabras


La Partida


Contemplaba tranquilamente la mañana desde la ventana. Era curioso, no había smog ni ruido alguno. Se sentía como nunca, hasta que dos hombres de blanco entraron a su pieza y comenzaron a golpearlo en el pecho. Sin fuerzas, se entregó justo cuando comenzó a escuchar un solo sonido intenso y continuo como un pitido, que hizo salir de la habitación a los acosadores, dándole el tiempo necesario para saltar por la ventana hacia una nube blanca, para luego apoyándose en la punta del cerro San Cristóbal, seguir saltando entre nubes hasta desvanecerse en el mediodía.

miércoles, marzo 07, 2012

Invento

Inventé una cámara de fotos que en vez de capturar una imagen de una persona (momento), captura y/o infiere el estado de la persona. Está increíble y me voy a hacer millonario
No me creen?.
Acá les mando una foto que me saqué en el recital de Roger Waters el viernes pasado.....


martes, marzo 06, 2012

La Partida


Contemplaba tranquilamente la mañana desde la ventana de su pieza. Los colores eran mucho más intensos que de costumbre y veía a  los árboles mover levemente sus hojas con la brisa,  que parecían  como si lo saludaran y le sonrieran. Era curioso,  no escuchaba ningún ruido y del cielo   cruzaban  blancas nubes.               
La luz que entraba por la ventana tocaba sus manos y mejillas, y parecía  como si lo abrazaran y cobijaran. Se sentía como  nunca,  en una sensación infinita de emociones. Era como volar o soñar en un espectáculo exquisito e infinito,  hasta que todo se quebró cuando  una ambulancia  estacionó  frente a su puerta de la que bajaron dos hombres de blanco, quienes subiendo la escalera y  entrando a su pieza, descubrieron su camisa y  comenzaron a  golpearlo en el pecho en repetidas ocasiones a suministrarle una inyección e inclusive a  introducirle un tubo por su boca. 
No había nada que entender. Sin fuerzas para resistirse y postrado  en una cama se entregó, hasta que curiosamente  comenzó a escuchar  un sonido, un solo sonido. Se trataba de un ruido  intenso y continuo. Algo así como un pitido que hizo salir de la habitación a los hombres de blanco. Fue justo en ese instante de distracción cuando decidió arrancarse del lugar. Con la ayuda de una silla  subió al marco de la ventana  y con  esfuerzo logró llegar a una rama del árbol a la  cual  aprovechó de acariciar en su corteza, y desde ahí se pasó a una  nube  blanca para luego seguir  saltando entre las nubes hasta que su silueta se  desvaneció en el mediodía.