martes, marzo 06, 2012

La Partida


Contemplaba tranquilamente la mañana desde la ventana de su pieza. Los colores eran mucho más intensos que de costumbre y veía a  los árboles mover levemente sus hojas con la brisa,  que parecían  como si lo saludaran y le sonrieran. Era curioso,  no escuchaba ningún ruido y del cielo   cruzaban  blancas nubes.               
La luz que entraba por la ventana tocaba sus manos y mejillas, y parecía  como si lo abrazaran y cobijaran. Se sentía como  nunca,  en una sensación infinita de emociones. Era como volar o soñar en un espectáculo exquisito e infinito,  hasta que todo se quebró cuando  una ambulancia  estacionó  frente a su puerta de la que bajaron dos hombres de blanco, quienes subiendo la escalera y  entrando a su pieza, descubrieron su camisa y  comenzaron a  golpearlo en el pecho en repetidas ocasiones a suministrarle una inyección e inclusive a  introducirle un tubo por su boca. 
No había nada que entender. Sin fuerzas para resistirse y postrado  en una cama se entregó, hasta que curiosamente  comenzó a escuchar  un sonido, un solo sonido. Se trataba de un ruido  intenso y continuo. Algo así como un pitido que hizo salir de la habitación a los hombres de blanco. Fue justo en ese instante de distracción cuando decidió arrancarse del lugar. Con la ayuda de una silla  subió al marco de la ventana  y con  esfuerzo logró llegar a una rama del árbol a la  cual  aprovechó de acariciar en su corteza, y desde ahí se pasó a una  nube  blanca para luego seguir  saltando entre las nubes hasta que su silueta se  desvaneció en el mediodía.   

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